Os presentamos a Trinidad Jiménez, flautista y compositora con una gran trayectoria profesional.
Ha participado en numerosos festivales nacionales e internacionales como: Festival Internacional de Jazz de Madrid, , Festival de Jazz de Málaga, European Music Open, Terras Sem Sombra, Bodrum Ballet Festival, Eurasian Dance Festival, entre otros…
Actualmente compagina su labor de profesora en la Universidad Alfonso X el Sabio, con su actividad musical. Aquí os dejamos su entrevista, esperamos que os guste.
¿Cómo concibes la música?
Difícil reducir a palabras (por intenso que suene). Todo el día pienso en música: cómo componerla, cómo expresarla, cómo entenderla, cómo enseñarla… Al final es el ecosistema en el que vivo y me desarrollo con mayor o menor fortuna.
¿Cómo surgió tu interés por ella?
De niña, quizás con 3, 4 años, sacando melodías en un teclado de juguete, probando ensayo-error. Desde ahí le pedí a mis padres que me compraran un teclado que sonara mejor y que fuera más grande. Y seguí explorando. Años más tarde un compañero del colegio iba por las tardes a la banda de música del pueblo (Adra, Almería) y le pedí a mis padres que me apuntaran también. Ahí empezó la relación con los instrumentos de viento y la experiencia de tocar en grupo. Desde entonces, ya no me pude separar de la música.
¿Cuáles fueron tus influencias?
Tan pequeña (8 años) las referencias son cercanas: compañeros mayores que admiraba cómo tocaban su instrumento, buenos profesores con los que te encontrabas…
En mi familia no hay tradición musical, por tanto, miraba afuera. Empecé a ir al Conservatorio fuera de mi localidad y conocí a nuevos amigos y docentes excelentes: Antonio Ángel López, por ejemplo, me enseñó con 13 años a entender armónicamente la música, a componer aunque fuera instrumentista, a tocar otros instrumentos para nutrir la experiencia con el mío propio. Y al final, con muchísimas personas con las que te cruzas y que despiertan algo significativo.
¿Por qué te decantaste por la flauta?
Pues fue una absoluta casualidad: se quedó ese instrumento libre en la banda de música, esa suerte que tuve. Después de tocar otros instrumentos de viento, la flauta quedó libre, me entusiasmaba eso de hacer melodías.
Cuéntanos un poco acerca de tus obras…
Todo depende de con quién y para qué compongas: no es lo mismo componer para cuarteto de flautas que para danza contemporánea, tampoco para un ensemble de jazz o un cuadro flamenco. En cualquier caso, lo que busco es que me pince por dentro, que me emocione, que sea honesto conmigo y con lo que voy a hacer.
Ahora, en esta última etapa, estoy buscando mucho la inspiración dentro del flamenco. Miro al flamenco y me lo traigo de inquilino al edificio del jazz. Me gusta del jazz el lenguaje armónico, la libertad para improvisar y la facilidad para crear colectivamente con músicos amigos. Eso me ha pasado en “Eléctrica”: busqué qué me emocionaba en el flamenco, qué despertaba mi chispa, y lo vestí con armonías de jazz e instrumentos diferentes. Fue complejo acercar ambos mundos y sacar de adentro pero he quedado bastante satisfecha con lo que resultó.
¿Cómo es el proceso de creación de tus composiciones?
Casi siempre empiezo sentada al piano, dejando que la música aparezca. Grabo improvisaciones y extraigo secciones que me resulten interesantes. Desde ahí superpongo melodías, arreglos, cambios de groove, otras partes nuevas…
¿Cuándo podremos verte en directo?
La próxima cita será el 12 de noviembre en una charla-mini concierto junto a la guitarrista Antonia Jiménez y la cantaora Rosario la Tremendita. Será en el Palacio de los Condes de Gabia (Granada), un encuentro dedicado al flamenco “en construcción” organizado anualmente por la Diputación de Granada.
Cuéntanos cómo es un concierto de Trinidad Jiménez. ¿Paisajes sonoros,
improvisación…?
Pues en todos intento “narrar” algo sin palabras. Que parezca una historia. Para eso, como apuntas, me valgo de diferentes paisajes sonoros/texturas que refrescan la escucha y la atención. La improvisación y el diálogo con los músicos que me acompañen, sin duda, es esencial. Melodías sin más pretensión que la de intentar expresar algo. Armonías que me lleven a lugares diferentes y que ayuden a contar esa historia. Descansar del sonido de la flauta, que a veces, tan aguda, puede llegar a ser invasiva. Para eso me alío con la flauta bajo, me permite susurrar y cantar otro tipo de melodías.
¿Con qué artistas que adores su música te gustaría colaborar?
Hay tantas personas a las que admiro. Por soñar: Vincent Peirani, Shai Maestro, Tigran Hamaysan, Jacky Terrason, Brad Mehldau, Ibrahim Malouf, Avishai Cohen (ambos, el contrabajista y el trompetista), por decir unos pocos. A nivel nacional hay un patrimonio grande de propuestas interesantes encabezadas por músicos de primera (en el jazz, en el flamenco y muchos músicos de otras disciplinas que se interesan por desdibujar las fronteras entre estilos), no comienzo a enumerar, que sería otra entrevista en paralelo.
En el aspecto docente, ¿qué cosas son para ti las más importantes a la
hora de transmitir a los alumnos?
Hoy día la información está al alcance de todos, entonces lo que intento es que busquen dentro de ellos, que busquen qué quieren contar, que les enamora y cómo la música puede ser vehículo para eso (componiendo, tocando, escribiendo sobre música). También les animo a que vayan donde ocurren las cosas, a una jam, a los conciertos, a un tablao, a ver danza, a ver una exposición. Con calor, esa experiencia se queda para siempre.
¿Quién ha sido tu apoyo a lo largo de toda tu carrera musical?
Incondicionalmente mi familia, mi madre sobre todo. Me apoyaba desde la intuición en los inicios (no hay ninguna tradición musical en casa), ella sabía que había valor en lo que hacía y me apoyó casi a ciegas. Pero después de estos años ya es una experta, ya sabe hasta cuándo he hecho un solo más lucido que otro (risas). También tengo buenos amigos que siempre están cerca de un modo u otro y que me acompañan, aconsejan y entienden.
Preguntas PING PONG (Responde con una palabra)
Una ciudad: Madrid
Una canción: Blackbird
Un disco: The Art of the Trio (Brad Mehldau)
Un/una cantante: Drexler
Un libro: Montañas de mar (Carlos Violadé)
Un músico: ¿Solo uno?
Una bebida: Café
Una comida: Atún rojo en todas sus formas
Un bar/pub: Fun House
Un lugar: Playa de Poniente (Almería) atardeciendo
Un restaurante: Taberna La Granja
Una película: El camino a casa (Zhang Yimou)
Un coche: Cualquiera que me lleve
Seguimos !!
Cuéntanos algo que te encanta: Cocinar para gente a la que quiero
Algo que odias: Últimamente demasiadas cosas (risas)
Consejo a un Músico: Estudiar, estudiar, estudiar, vivir lo que estudias… y seguir estudiando. La música es infinita, nunca dejamos de aprender. Humildad y mucho corazón.
Cuéntanos qué cosas vas a hacer próximamente: Estoy preparando la grabación de “Eléctrica”. Ya rodado el proyecto, me apetece recogerlo en disco. Desde mi faceta académica/investigadora estoy preparando material didáctico en torno a la transcripción y el análisis musical del flamenco; si todo va bien también verá la luz en 2022.
PARA LA SECCIÓN DE ANÉCDOTAS
Cuéntanos algo que te haya ocurrido en algún concierto, de gira o algo relacionado con el mundo musical.
Muchas historias.
Una curiosa que me ha venido fue la primera vez que fui a una gira grande con compañía de flamenco. Concretamente, con Anabel Veloso y equipo. Estábamos en el Centro Cultural de España en Guinea Ecuatorial, a punto de comenzar la primera actuación. Hacía muchísimo calor, mucha humedad y con mosquitos como puños de grandes que si pican a un occidental le dejan kao. En la prueba de sonido, me sequé el sudor con las manos y me di en la boca inconscientemente, con tal mala suerte que tragué un potente antimosquitos que llevaba en la piel. Se me durmieron los labios justo antes de la actuación. Tuve que aprender a soplar de otro modo, ¡no me respondía la boca! ¡Hasta la lengua se adormeció! Disimulé como pude y saqué el bolo, al terminar se lo conté a la directora de la compañía y el resto del equipo. He vuelto a currar con ellos, así que parece que lo salvé (risas).