Carmen Vela, Flautista

Aquí os dejamos la entrevista que hemos hecho a Carmen Vela, flautista con un futuro prometedor. Esperamos que os guste.

¿Cómo surgió tu interés por la música? Empecé a estudiar música a los 3 años, de una manera muy natural, como siempre se hace de pequeño. Cantábamos e íbamos aprendiendo el sentido de la música, los ritmos, las figuras… Y ahí se fue desarrollando mi pasión por este arte. A los 7 años comencé a tocar el piano, y era de las típicas niñas que devoraba las piezas que me enseñaba mi profesora, que por aquel entonces era Florencia Finguer. Me atraía mucho eso de hacer sonar música desde tus dedos. Y de ahí en adelante siempre he estado buscando y abriendo caminos musicales. 

¿Cuáles fueron tus influencias? Yo tenía una gran influencia en mi casa porque era un lugar donde se escuchaba mucha música. El día que nací, mis padres estaban en el Auditorio Nacional. Mi madre se fue en el descanso porque se encontraba mal… y casi no pudo ni llegar a casa. He ido con mis padres a conciertos desde que tenía 4-5 años, al Auditorio Nacional, al Teatro de la Zarzuela, al Teatro Real… con la única premisa de que si me cansaba, se salían conmigo. Y así fue mi progresiva inmersión musical. Desde siempre he tenido mucho contacto con artistas de la música clásica, cantantes, directores de orquesta… que era el campo en el que por aquel entonces se movía mi padre. Les escuchaba hablar y debatir sobre la música, venían a mi casa a cenar y hablaban de los compositores, de los espectáculos, y me parecía una cosa cotidiana. He ido a ver infinidad de conciertos y óperas. Íbamos regularmente a la Quincena Musical de Donosti, al Certamen Coral de Tolosa… Me conocían y me llamaban «señorita Vela», y ahí me empapaba indirectamente de todo este ambiente. 

¿Cuándo viste o cómo fue ese momento en el que decidiste dedicarte a la
música?
Estudié Historia en el Universidad de Alcalá de Henares y trabajé 2 años como historiadora, a la vez que seguía con la música. Tenía mis grupos de música, Achaquito Beat Ensemble, La Malarazza y Los Jazzintos, y estudiaba jazz en la Escuela de Música Creativa. Un día me di cuenta que si me preguntaban algo de historia que no sabía, lo tenía que investigar, en cambio con la música lo podía intuir. Ahí fue cuando me di cuenta que lo que realmente llevaba dentro de mi era la música. Era sensible a lo que escuchaba y tenía una larga trayectoria empapándome de distintos aspectos musicales. Y ahí empezó todo a nivel profesional. Yo era joven, no sabía lo que me depararía la vida, pero desde ese momento todo lo que hice a nivel laboral estuvo relacionado con la música: conciertos, clases, gestión cultural…  

Para ti ¿qué requisitos debe cumplir un buen músico?
No me gusta hablar de «buenos» y «malos» músicos, pero a mi la gente que me gusta escuchar son los que disfrutan con lo que hacen, que llevan años de búsqueda y aprendizaje y que tocan con el alma, con gusto y sin pretensiones. 

¿ Cómo es tu manera de preparar un repertorio? Según el repertorio que sea, hay que empaparse bien de la música que vas a interpretar, escuchar referencias, y dedicarle tiempo a asimilar el estilo. Tocarlo lento, rápido, con base rítmico-armónica, solo… Preparar el repertorio de El Molino Big Band o Rollin´ Stomps, por ejemplo, siempre ha sido un trabajo minucioso de lectura, afinación y articulación. También para Quartetazzo, que requiere momentos de desarrollo de técnica. Con Los Choros de Madrid también necesito periodos de estudio individual, de poder pasar los temas a cámara lenta sintiendo todos los arpegios y todas las notas. Si toco con The Jazz on Five o Caravan Jazz, o con bandas de swing, me ayuda más escuchar referencias, distintas versiones de un mismo tema. 

Hablamos sobre tu nuevo trabajo…
Ahora estoy en la elaboración de mi primer disco como Carmen Vela, que espero que salga después del verano. Hemos sacado el primer EP que contiene «Camina» y «Partido en parte». Ahora vamos a sacar el segundo en el que se puede escuchar «Alma del sur» y «Entre canales». Y dentro de unas semanas volveremos a Infinity Estudios de Madrid a grabar «Matryoska la muñeca rusa» y «Tanguillos blues». Toda esta música se podrá escuchar en conjunto en el que será mi primer álbum. 

¿Que set te acompaña en tus directos? Aún no hemos hecho ningún directo con la banda, aunque he de decir que nos morimos de ganas. Me acompañan tres musicazos de la escena del jazz que sacan lo mejor de mi, y me hacen volar con la música. Son Julio Martín al piano, un maestro del ritmo y la armonía, Ander García al contrabajo, pura pasión y desgarro, y Gonzalo Maestre a la batería, todo sensibilidad. Además en el primer EP conté con un gran amigo guitarrista brasileño de flamenco Fernando de la Rúa, y para el próximo que vamos a grabar cuento con Juanfe Pérez a la guitarra, todo ritmo y descarga de adrenalina flamenca. Estoy muy contenta y agradecida con este elenco, que además de ser unos soles y unos grandísimos músicos, me apoyan y me dan fuerzas para seguir adelante con el proyecto. Tenemos mucho feeling tocando juntos y eso es un regalo. 


¿Prefieres tocar con partitura o guión/ o de memoria? Claramente de memoria. Creo que la música se escucha de otra manera, se interioriza. Aunque no toda la música se puede tocar de memoria. No puedes tocar un arreglo de big band de memoria, pero en la música que ahora estoy haciendo, claramente es mejor llevarlo en la cabeza, despegarse del papel y dejar volar tu imaginación. 

Si te dieran a elegir tocar tu artista o grupo favorito ¿cuál sería? Me encantaría tocar con Anat Cohen, una clarinetista que me fascina y que me parece que tiene una sensibilidad increíble, además de tener un sonido precioso con el clarinete. También me encantaría tocar con Chico Buarque, un poeta de la música. 

¿Cuál es el trabajo que has realizado del que te sientes más orgullosa? Hay dos trabajos de los que me siento especialmente orgullosa: uno es de la creación de El Molino de Santa Isabel, la escuela que creamos hace casi 12 años mi compañera Malela Durán y yo. Es un lugar de aprendizaje distinto, donde la gente va a aprender la música casi como un modo de vida. Somos una gran familia, y no porque yo conozca a todos los alumnos, sino porque hay un sentimiento de pertenencia a un lugar que a todos los hace muy felices. Estoy orgullosa de cómo hemos conseguido generar ese ambiente con los profesores, con el equipo de trabajo, con los alumnos… Creo que es una manera distinta de entender y vivir la música. Ahora mismo, El Molino de Santa Isabel es un lugar referente en el aprendizaje de la música en Madrid. 
Y el otro es el de haber podido ser la directora artística durante 13 años de Las Noches Bárbaras, el festival de músicos callejeros del Círculo de Bellas Artes. Poder dar voz a la música callejera y generar un festival gratuito y abierto a la ciudad donde van todas las generaciones, desde adolescentes, jubilados y padres con hijos, me hace muy feliz. Y poder hacerlo de una manera consecutiva durante 12 años creo que ha sido un logro y me siento orgullosa por ello. 
¿Qué escuchas diariamente? Escucho sobre todo jazz y música brasileña. También flamenco. Últimamente estaba escuchando Enrico Pieranunzi, Jacky Terrasson, Michel Petrucciani, Olivia Trummer, Guinga, Hadar Noiberg, Egberto Gismonti. Y siempre vuelvo a los clásicos, Mayra Andrade, Brad Mehldau, Camarón de la Isla, Nina Simone…

¿Como ves el panorama actual?
Me parece que hay unos grupos y unos músicos increíbles. Hay una búsqueda por nuevos caminos, por la mezcla, por romper moldes, por vencer fronteras, por mirar más allá. Me encantan las fusiones, los ritmos que se mezclan, me encanta cuando la música se quita las etiquetas y los encasillamientos y se deja libre. Creo que hay gente muy potente haciendo cosas muy bonitas. 

¿ Quién ha sido tu mayor apoyo a lo largo de tu carrera profesional?

Por un lado, mis padres. Ellos siempre me han apoyado y acompañado en todas mis facetas de la música. Siempre he sentido que era posible porque siempre he tenido unos ojos que me han dado su aprobación. Una especie de «tu puedes» y de «no te preocupes si te caes que te volverás a levantar». Creo que eso ha sido crucial en mi carrera. Y por otro lado, mi anterior pareja Guillem Ferrer, tremendo saxofonista, con el que estuve compartiendo 13 años, y con el que crecí muchísimo a nivel musical. Me ayudó a ver la música desde un lado sensible y puro. Siempre sentí un apoyo muy grande por su parte en mi manera de tocar, y eso me hizo crecer mucho. Siempre le he admirado mucho y él siempre ha creído mucho en mi. 

Preguntas PING PONG  ( Responde con una palabra)

Una ciudad: Nueva Orleans
Una canción: Desesperar Jamais (Ivan Lins)
Un disco: 10 de Paco (Jorge Pardo, Chano Dominguez, Javier Colina…)
Un libro: Pastoral Americana (Philipp Roth)
Un músico: Brad Mehldau
Una bebida: Cerveza 
Una comida: Mozzarella 
Un bar/pub : Café de Ratas (Lavapiés) 
Un lugar: Café Berlín (tantísimos conciertos y conversaciones con amigos en ese lugar mágico)
Un restaurante: Dopperganger (Mercado de Antón Martín)  

Seguimos 😃

Cuéntanos algo que te encanta: Pasear por el monte y perderme en una playa cristalina. 
Algo que odias: La burocracia 

Cuéntanos que cosas vas a hacer próximamente: Estoy editando mi segundo EP y estamos trabajando con una bailarina amiga que admiro mucho que va a bailar mi música desde su prisma. Estoy muy contenta y exhausta por ello. 

PARA LA SECCIÓN DE ANÉCDOTAS
Cuéntanos algo que te haya ocurrido en algún concierto, de gira o algo
relacionado con el mundo musical

Cuando me subí al escenario del AC Recoletos para tocar con Quartetazzo y toda la primera fila eran todas mis primas, parejas, hijos e hijas de las primas, llenando toda la primera fila con la familia Gallego, ahí apoyándome y siguiendome en el camino de la música,me hizo tanta ilusión y a la vez me llevé tal susto de verlas a todas juntas que casi se me escapa la lagrimilla. 

Foto de Ernesto Cortejo Ballesteros